Comentario
Para algunos, la paz de Calias, a pesar de los problemas que ofrece la documentación pertinente, hay que admitirla por el mero hecho de que sus efectos se notan en las realidades de la política imperialista. Es el inicio de la llamada por Meiggs "crisis de los cuarenta". Resulta difícil justificar la alianza contra el persa cuando la paz con ellos se ha reconocido oficialmente. El dominio ateniense empieza a pensarse como instrumento para controlar a los griegos.
De hecho, durante esos años, las listas de tributos reflejan graves problemas por parte de Atenas para efectuar la recaudación. Pericles agudiza paralelamente los aspectos ideológicos que resaltan la superioridad de Atenas. En 447-43 se inició la construcción del Partenón, que quería ser el símbolo de esa superioridad, dedicado a Atenea como cabeza de sus fiestas de integración, poderosa y conciliadora al mismo tiempo. Con todo, las acciones de recuperación no pueden cesar. A veces, como en el caso de Mileto, parece que se permite la conservación de un sistema oligárquico. En el caso de Colofón se impone el juramento de no disolver la alianza. Todo indica que se sigue una política de concordia, salvo en lo económico, pues a esas fechas se atribuyen, aunque haya voces discordantes, los decretos de Clinias y de Clearco, dirigidos a controlar las acuñaciones monetarias y la recaudación del tributo, con ánimo de dar vigor a la moneda ática, instrumento clave en la perduración del imperio, como medio de ingreso sustancial, habida cuenta de la importancia que ha adquirido la explotación de las minas de Laurio.
En 446, cuando, en el lado de los enfrentamientos con Esparta, el panorama se ha aliviado gracias a la paz de treinta años, estalla una rebelión en la isla de Eubea. Fue especialmente conocida la represión, pues en Histiea se ejerció duramente y se asentaron mil atenienses después de haber expulsado a la población local. En Calcis también expulsaron a los hippobotai, clase de caballeros propietarios de tierra, que fue distribuida entre clerucos atenienses mientras que, en cambio, se reducía el tributo de cinco a tres talentos.